El exsuegro del que fuera gerente de Imelsa, Marcos Benavent, ha aportado este martes nuevos datos de relevancia sobre el recorrido de las grabaciones que dieron origen al caso Taula. Lo ha hecho en su declaración como testigo durante el juicio sobre la pieza de los zombies de Imelsa y Ciegsa–empleados que cobraban pero no acudían a su lugar de trabajo o que realizaban labores que no correspondían a su puesto– dentro de la macrocausa de Taula. Unas afirmaciones que, ahora, refuerzan la estrategia que mantienen las defensas de los acusados en sus intentos por anular estos audios.
Se trata de una prueba fundamental dentro de este procedimiento. En total, son diez horas de grabaciones que había realizado Benavent a cargos del PP durante su etapa en la Diputación. Entre ellos, a los posteriormente considerados como cabecillas de la trama: el expresidente de la corporación provincial Alfonso Rus, su exjefe de Gabinete, Emilio Llopis, o el exconsejero delegado de Ciegsa Máximo Caturla. Comisiones a cambio de adjudicaciones públicas a empresas, cantidades de billetes que se contaban, reparto de dinero y financiación irregular del partido aparecían en ellas.
Los audios fueron avalados recientemente por la Audiencia de Valencia en la sentencia sobre la primera pieza del caso Taula que fue juzgada en mitad de las diferentes versiones que mantenían tanto Benavent como su exsuegro acerca de ellas. El exgerente de Imelsa validó esos audios primero ante la Guardia Civil y luego ante el juez cuando mantenía la estrategia de colaborar con la justicia. Reconoció que los había grabado y que él mismo aparecía, identificó al resto de protagonistas de conversaciones telefónicas o reuniones privadas y relató los hechos que ahí se mostraban: un mecanismo para la obtención de dinero en B.
Pero en un giro de guion en octubre de 2021 y tras un cambio de abogado, compareció ante el juez para asegurar que los audios estaban manipulados y fueron editados por él personalmente y por su exsuegro. A partir de ese momento, su abogado pidió la nulidad. Lo hizo en el primer juicio de Taula y lo ha hecho ahora, al igual que el abogado de Rus, en el segundo juicio (el de los zombis). Ambos presentaron una pericial ante el juzgado que concluye que los documentos almacenados con las grabaciones en los dos pendrives que dieron origen al caso –el del exsuegro del que fuera gerente de Imelsa y el de la actual consellera de Transparencia Rosa Pérez– no provienen del ordenador del familiar de Benavent.
Y este último así lo ha admitido este miércoles en una importante declaración por aportar nuevos datos ante las preguntas que se le han formulado. Mariano López aseguró durante el primer juicio de Taula que no manipuló las grabaciones; que no le entregó ningún pen a Rosa Pérez; que no estaba presente cuando Benavent descargaba los audios en el ordenador que tenía en su chalet; y que lo comunicó a la Fiscalía y lo entregó todo cuando se le requirió.
Hoy los matices han resultado fundamentales. Aunque ha mantenido que no manipuló los audios, sí ha relatado todo el recorrido. Supo que el exgerente de Imelsa estaba grabando a gente de su entorno porque se lo dijo él mismo, aunque no «por qué», y no le pareció «en absoluto normal». «Las grabaciones las guardó en un disco duro externo que estaba conectado a un ordenador de mi propiedad, que estaba en una casa de campo en la que veraneábamos mi mujer y yo y a la que venía Marcos con mi hija», ha explicado.
Rosa Pérez se grabó los audios desde un pen del exsuegro
Cuando se separó, lo revisó «por si había algo comprometedor que pudiese usar» contra él. El disco, ha reconocido a preguntas de la Fiscalía, pertenecía al propio exgerente de Imelsa y no recabó su permiso para examinarlo. «Fallaba cada vez más, no se conectaba o tardaba mucho en conectarse. Intenté salvar todos los documentos que contenía antes de que se perdieran. Lo pasé todo a un lápiz de memoria, ahí me di cuenta de que estaban los audios que me contó Benavent, escuché unos cuantos, me di cuenta de que uff… me pareció relevante y lo guardé», ha relatado. Finalmente, ha comentado, «el disco duro al final dejó de funcionar y hace años que está en la basura».
Mariano López ha señalado que, pasado un tiempo, se puso en contacto con un conocido suyo y éste le recomendó que hablara con la entonces diputada provincial Rosa Pérez (actualmente consellera de Transparencia). Quedó un día con ella para comentarle lo de las grabaciones, «y no se lo creía». Se citaron otro día en Catarroja y le puso los audios, que luego grabó Pérez a un ordenador de un asesor suyo desde el pen de López con su consentimiento.
«Si Rosa Pérez lo implicaba, yo estaba conforme. Quería que se le denunciase. Yo sabía que había esas grabaciones, las busqué y el objetivo era que Rosa o la Fiscalía lo denunciasen», ha resumido.
Estas grabaciones fueron posteriormente aportadas por Rosa Pérez a Fiscalía en un pen drive, y a Mariano López le requirieron también el pen drive y el ordenador, «no el disco duro», ha puntualizado. Inicialmente, no le preguntaron por el aparato en el que se encontraban las grabaciones hasta que hizo su comparecencia formal y manifestó que estaban en el disco externo. «Y no recuerdo si fue el fiscal o la UCO que me dijeron que me olvidara de eso y me centrara en el ordenador», ha señalado.
La declaración del exsuegro de Benavent, según fuentes consultadas por este periódico, generan un problema de juricidad. Las defensas de los acusados de Taula opinan directamente que los audios tienen que anularse después de estas afirmaciones.
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Foto y Publicación 28/02/23 – ValenciaPlaza